«Taller de crianza. Cómo influye el afecto en el desarrollo emocional y mental».

«Taller de crianza. Cómo influye el afecto en el desarrollo emocional y mental». Inés Gámez

«El ser humano persigue la seguridad a lo largo de toda la vida. Para sentirnos bien nos hace falta una «sensación de hogar». Deseamos ser aceptados, sentirnos seguros. Sólo otros seres humanos pueden proporcionarnos una sensación de seguridad» Remo.H.Largo

-El recién nacido es la criatura menos integrada desde el punto vista biológico pero también la más influenciable por la experiencia.

Todo el ambiente que rodea al pequeño, tanto referido a aspectos físicos como emocionales, influyen de forma determinante en el desarrollo posterior y en todos los ámbitos de esta maduración global.

Esto es especialmente intenso en los tres primeros años de vida. Son años que podemos considerar de «cuidados especiales». Sobre una base de buenos cuidados maternales, se ponen los cimientos que hacen posible el despliegue de las tres capacidades humanas: Andar, Hablar y Pensar. Un buen comienzo augura una buena salud tanto física como emocional y, por consiguiente, mental para toda la vida.

Si se establece una buena relación maternal (apego) en la que la madre o suplente percibe y responde a las necesidades del bebé con un carácter relajado, se irá estableciendo día a día un profundo poso de «Bienestar primordial» Este es el aspecto originario y esencial para que se vayan desplegando las fuerzas propias del bebé que ponen en marcha la evolución, guiada por las leyes o formas que le son inherentes.

Especialmente, debemos comprender la importancia de lo que significa para los pequeños el contacto con la madre. La psicoterapeuta Sue Gerhardt nos los presenta, basándose en investigaciones actuales. El bebé depende de la madre para:

– Alimentarse y ser protegido.

– Regular su frecuencia cardíaca y su tensión arterial.

– Defensa inmunitaria. Niveles altos y crónicos de cortisol pueden debilitar las defensas inmunitarias.

– Regular la actividad muscular y el nivel hormonal, a través del contacto con ella.

– La madre hace que disminuyan las hormonas del estrés del bebé gracias a los cuidados de ésta a través de: calor,contacto físico (a más contacto piel con piel más anticuerpos) caricias, habla,mecer y cantar, miradas, sonrisa.

La clave es cómo se gestionan las situaciones de estrés del pequeño, cómo se le ayuda a recuperarse de ellas a través del aceptar sus respuestas y de ayudarle a recuperarse de la tensión.

En palabras de S. Gerhardt: «La regulación emocional en la relación entre progenitores e hijos es lo esencial»

No olvidemos que igualmente importante es que los padres sean también felices en su tarea. Esta energía positiva y alegre se «contagia» a sus hijos favoreciendo la vitalidad y las ganas de avanzar de éstos. No es necesario que estas emociones estén al cien por cien presentes, es imposible, pero sí que cada día tengan ciertas dosis de ellas.

Ante las exigencias que suponen para los padres la atención a los hijos en esta etapa, sobre todo el primer año, considero clave que, si no se tiene apoyo familiar, se debería buscar este apoyo a través de amistades cercanas, profesionales o grupos de crianza. La clave es no estar ni sentirse sólos.

Ese buen hacer de los padres tan exigente supone una contribución de alto nivel renovador y sanador para toda la sociedad en su conjunto. ÁNIMO.

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